A
estas alturas, es unánime el hecho de que no se puede hablar de rock chileno,
sin mencionar el legado que han dejado Los Tres. Los penquistas han formado un
camino marcado por la creatividad y la singularidad de su formula, lo cual
inevitablemente los hace notar en demasía frente a sus colegas compatriotas. Y aún más si consideramos que este grupo
siempre estaba perfeccionando su obra y retocando su estilo (hablo en
pasado porque claramente eso no esta presente en las entregas de su segunda y
actual etapa). Para la mayoría, el peak de aquellas características fue “Fome”,
definido por el mismo Álvaro Henríquez como “una cazuela de música chilena” y
donde había una abundante diversidad de paisajes sonoros . Sin embargo, algunos (entre los que me incluyo) ven la
verdadera cima de las capacidades de su agrupación en el álbum siguiente
y que acabaría siendo el comienzo de su largo receso y la despedida de su
agrupación original (nunca olvidar la imprenta de Pancho Molina en la batería
que la banda no ha podido igualar después de su partida). Hablo de “La Sangre En El Cuerpo”.
Ahora, evitando malos entendidos en la
materia, no hay nada contra “Fome” aquí. Es un discazo por donde se le mire
y de calidad artística invaluable. Aclarado eso, lo que se puede mencionar con
respecto al debate que se plantea es que lo
que hizo único y admirable al “Fome”, “La Sangre En El Cuerpo” lo perfecciono
con creces. Y son varios los puntos por los cuales argumentar esta
sentencia.
De
partida, es cierto que el “Fome” se
paseaba por una gran cantidad de estilos que eran interpretados con muy buena
precisión técnica. Pero, hilando un poco
más fino, no provoca en sí sensaciones diversas en demasía, sino que va por un
resultado emocional más unilateral, dirigido a la melancolía (bueno, en Los
Tres no debería ser muy sorpresivo). Incluso las canciones más guitarreras y
fuertes tienen un tinte de tristeza, como “Bolsa
de Mareo” y “Antes”. Las únicas excepciones que puedo encontrar
completamente diferentes a la regla en aquel disco son “Silencio” y “Restorán”
que parecieran nacer más por leseo en el estudio que por composiciones
deliberadamente planificadas.
Por otro lado, “La Sangre En El Cuerpo”, si
entrega un vaivén más constante de sentimientos en su estructura. En un
principio, pareciera seguir la misma seña de su antecesor, con el trío inicial
de “Lo Que Quieres”, “Morir de Viejo” y
“Agua Fría”. Pero a partir de “No Me Gusta El Sol”
comienza un juego interesante de
emociones que incluso llega a cambios muy acentuados entre una y otra. Así,
de la agresividad de “Donde Sea” pasamos al misterio de la instrumental “El Rey
Del Mariscal”. De la fuerza rockera y optimista de “La Respuesta” a la
oscuridad de “Caudillo de Congrios” y de ahí a la casi bailable “Rompe Paga”.
Y
así como variadas son las emociones, también lo son los recursos
instrumentales. En este disco se
encuentran parte de las piezas mejor ornamentadas por la banda en su historia. La que se lleva el primer lugar en este
aspecto, sin dudas es “Feria Verdadera”.
Un extraordinario conjunto de vientos, proporcionado por una fracción del grupo
Illapu (el vocalista Roberto Marquez entre ellos), complementa a la perfección el sonido creado por la banda, haciendo una brillante armonía sonora entre
todos los componentes y convirtiéndola en seria candidata para estar entre lo
mejor que Los Tres han realizado. Otros matices interesantes son dados por el aumento progresivo de teclados en la mezcla (que en la mayoría de los conciertos, correrían por parte del virtuoso Camilo Salinas, subiendo en varios peldaños más el
nivel de interpretación de los temas). “No Me Falles”, “Morir de Viejo” y
los instrumentales son los pasajes donde más se hace notar su importancia. Y viendo que mencionamos esos últimos, se nota que también tienen su atracción inevitable. Tanto “El Rey del Mariscal” como “Rompe Paga” son composiciones cuyas texturas
están tratadas de forma muy delicada. Sin
necesidad de letras, se ponen a la altura de las demás canciones del disco. No
caen en el tradicional utilitarismo de los temas instrumentales que
normalmente se derivan al comienzo u a los intermedios de un álbum como se
sentían los temas de ese tipo presentes en “Fome” (“Claus” y “Largo”).
Además,
si se echa un vistazo a los créditos del disco, uno podrá ver el tremendo arsenal de instrumentos que cada integrante
ocupo. Hay presencia desde los mismos teclados (que en parte también son
proporcionados por Henríquez y “Titae” Lindl y en diversos modelos como el Wurlitzer,
sintetizadores Júpiter y órganos Farfisa) pasando por la guitarra de Lap Steel
(siendo la base de “Agua Fría”, la cual pareciera una especie de evolución
natural desde “Olor a Gas” pese a lo diferente de sus temáticas y estados de
animo) hasta instrumentos no muy comunes de oír en estas producciones como el
acordeón y la melódica.
Las
letras no se quedan atrás en los avances. Si
bien Henríquez siempre ha tenido un estilo característico al componer, de
verdad pareciera también alcanzar la cima de sus capacidades en este trabajo
(asistido por “Titae” en algunas piezas).
La melancolía alcanza ápices incluso poéticos en “Morir de Viejo” y “Caudillo
de Congrios”. “No Me Falles” y
la canción homónima del cierre parecen
joyas amables y agradables al oído si nos dejáramos guiar solo por la
instrumentalización. Sin embargo sus letras ponen un inusual pero excelente
contraste, haciéndolas interesantes cartas de amor psicópata y demencial. Y en
otras ocasiones, también el cantante tiene una buena habilidad para ser directo
y preciso como en la sensación rompe corazón que deja inteligentemente “Agua Fría” o el ya mencionado optimismo
deslumbrante en “La Respuesta”, la cual
apuesta seriamente a hacer la canción mas animada y esperanzadora de la banda
en toda su trayectoria.
En muy buena parte, este trabajo se vio
perjudicado por el momento que la banda llevaba en ese entonces. El
ambiente al crear y grabar era muy duro, con los integrantes del grupo al borde
de perder la tolerancia creativa unos con otros. Eso hace mucho más admirable
el hecho de que en esa situación, hayan sacado un disco tan bien ensamblado y
ornamentado, con mucha variabilidad en su recorrido pero con la esencia del
grupo intacta. Pese a ello, el hecho de haber provocado tan buen resultado no fue
suficiente para mantener la estabilidad en la convivencia interna y la banda termino haciendo más noticia por
su separación casi inmediata al lanzamiento del álbum que por las canciones que
aparecen en él, dejando a “La Sangre En El Cuerpo” injustamente escondido
dentro del tremendo catalogo que la agrupación tiene en su haber.
Si
uno se fija con atención, la primera y
fructífera etapa de Los Tres en los 90s se puede ver como una evolución
constante por pasos. Un prometedor y atrayente comienzo en el álbum debut, pasando por la búsqueda de sonidos y
formulas para la consecución de una estabilidad y mantener la propuesta fresca
en “Se Remata El Siglo” y “La Espada y la Pared” (que por su llegada
internacional, se pensó que era lo máximo a lo que podían llegar) y de esa base
formada se comenzó a exponer una ambición por nuevos sonidos y a ejecutar experimentos para superarse a si mismos. “Fome”
fue lo que remeció el piso y “La Sangre En El
Cuerpo” lo que llevo a por fin tener la vista completa del panorama
que estos penquistas observaban. Quien sabe si tal vez podrían haber seguido
sorprendiendo si decidiesen seguir su camino juntos sin pausas. Por desgracia,
el receso hasta “Hágalo Usted Mismo”
afecto claramente, con las metas ya de bajo calibre y con el probable
pensamiento de que ya no había nada que demostrar además de que podían seguir
haciendo música, sin uno de sus miembros fundadores en la nueva etapa y ahora
con una interrogante gigante tras la partida de Ángel Parra y el largo tiempo
tomado para estrenar algún tema inédito.
Pero
más allá de análisis y comparaciones entre viejos y actuales tiempos, la cosa
que queda clarísima es que este discazo debería tenerse en mucha mas estima de
la que se le proporciona actualmente. No
tengo pudor en decir que es el peak de su carrera y la muestra total de sus
habilidades. Hay gran virtuosismo y hambre de
romper barreras. Por eso, es
valido al menos darle una oportunidad y reconsiderar, por último, parte de las
canciones entre la abismal cantidad de material que tiene el conjunto. Recomendable por montones.
Imagino el final de una pelicula...pasando los creditos con "Caudillo de Congrios" de fondo. Que estas obras fueran de la mano en algun filme chileno seria una pequeña muestra de valoración a la poesia a disposición de la musica.
ResponderBorrarA mí también me parece su mejor disco, muy sólido y musicalmente delicioso. De hecho, los discos "impares" de la discografía de la banda me parecen sus mejores trabajos: "Los Tres" (1991), "La espada & la pared" (1995) y este extraordinario "La sangre en el cuerpo" (1999).
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