Tanto
material en tan poco tiempo. Cuatro años para ser exactos en que este
particular grupo de ingleses entregaron al mundo una aplastante cantidad de
canciones, que además de presencia en discos de estudio, también están en
numerosos sencillos lanzados de forma individual y diversas e interminables
recopilaciones que hasta hoy suelen salir al mercado de vez en cuando. Así es el tremendo legado de The Smiths
en términos cuantitativos. Y ni hablar si vemos la inspiración heredada hacia
futuras generaciones. Los sonidos e ideas que exponía la banda eran
radicalmente contrarios a lo popular y típico de los 80s (esto último llámese canciones
pegajosas, con tendencia al romance expresado en vocabulario básico y apetitoso
para las radios, así como el destape del sintetizador y los ritmos bailables).
Así, lograron dejar una huella imborrable en muchos jóvenes considerados
desadaptados de la sociedad y reacios a seguir sus costumbres y conductas. Con una formula basada en simple pero bella
y atractiva estética instrumental juntada con letras ricas en contenido social
y múltiples referencias culturales de años pasados, el grupo logro desmarcarse de su contexto musical y dar una
visión única que hasta el día de hoy sigue atrayendo un buen numero de nuevos
oyentes.
Entrando
en territorio especifico de discos de estudio (son cuatro), los que siempre
suelen ser reconocidos son “Meat Is Murder” y “The Queen Is Dead”. No planteo
hacer una queja sobre tal hecho, ya que su estado es merecido. Son grandes
trabajos, que muestran en total esencia lo que The Smiths representa. Sin embargo, algunos suelen hacerle la
vista gorda a los dos discos restantes en su conjunto (importante resaltar
lo de conjunto, porque igualmente de ambos han salido canciones muy
reconocibles hasta hoy, pero que hacen más peso por si solas) y particularmente al último, que es el
que veremos aquí.
Más
allá de criticas negativas (pocas en todo caso) este disco no tuvo la
repercusión de sus antecesores porque para
cuando se lanzo, lamentablemente The Smiths ya era parte del pasado. Morrissey
y Johnny Marr ya habían originado un distanciamiento que hasta el día de hoy se
mantiene y que por lo visto, ya no tiene oportunidad alguna de reducirse. Este
hecho produjo un sensible efecto en cuanto a la publicidad y difusión del
trabajo ya que, si bien se vendió de buena forma, no igualo el éxito de sus
antecesores. Señal de eso fue que los videos de promoción solo fueron
protagonizados por el vocalista (aun así, algunos lograron ser icónicos como el
de “Stop Me If You Heard…” y las decenas de Morrissey en bicicleta paseando por
Manchester). Además, técnicamente, la banda jamás tuvo un momento de silencio
en su corta existencia. Los discos fueron lanzados en años consecutivos y en
los estrechos intermedios entre ellos, siempre había una que otra canción
inédita que se exhibía al público. Para cuando “Strangeways” fue lanzado, esto
pudo haber jugado un factor importante. No precisamente como hastío, porque su
popularidad no llego a ser de proporción intercontinental en ese entonces, pero si se pudo haber tomado como una señal
que para la audiencia, los ingleses ya habían mostrado todo lo que eran capaces de hacer.
En
este ultimo punto, claramente hay un error. Si bien “Strangeways” expone sin reproche los elementos distintivos que
hacen a The Smiths reconocibles, también da sutiles pistas de que estaban
comenzado a pavimentar un camino para otra etapa, otras estructuras y otros
objetivos. Si bien ya no tenemos la posibilidad de saber si hubiesen hecho
ese cambio más en serio, tenemos este disco para pensar en ello y disfrutar el
nivel algo más evolucionado al que logro llegar esta banda; con canciones
mejores logradas (sin intención de despreciar lo anterior, que es excelente de
por sí) y con ciertas pizcas de experimentación que hacen única la experiencia
de oír esta obra.
Así, por ejemplo, tenemos las canciones de
desamor (“A Rush And a Push...”, “Last Night I Dreamt…” ), donde Morrissey,
como de costumbre, expone sin tapujos la melancolía y pena que representa la
soledad y el rechazo sentimental. Sin embargo, aquí se hacen claras las nuevas
formas de mostrar las emociones referidas. Así, la primera parece una canción
de cantina (cortesía del teclado harpsichord), donde el narrador podría ser un
fantasma que emerge para comentar las malaventuranzas de su vida pasada a los que
sufren sus mismos percances, mientras que la segunda tiene un dramatismo más
acentuado que ocasiones anteriores (como “I Know It´s Over”) donde la introducción
de una multitud gritando con angustia, más una melodía de piano algo lúgubre de
fondo, sientan de inmediato la ambientación del tema que después no hace más
que crecer con abundantes arreglos de cuerda y un vocalista que se quiebra
mientras más repite las pocas pero desgarradoras líneas (“La historia es conocida, lo se, pero así sigue”)
Podemos hallar algo de versatilidad sónica
en “Death Of A Disco Dancer”, cuya salida del libreto acostumbrado a usar por
la banda no se veía tan notoria desde “How Soon Is Now?”. Johnny Marr lleva
sus habilidades a limites no habituales en él, desde ese principio misterioso
con una guitarra muy aguda y chirriante hasta poner toda la fuerza en los
últimos minutos. La base rítmica se hace más fundamental que de costumbre
llevando extraordinariamente el tempo, desde un comienzo lento hasta un final
demoledor, incrementando de manera progresiva su presencia. Y Morrissey nuevamente
aparece con escasas pero directas frases (“Amor,
paz y armonía, muy bonito, pero tal vez en otro mundo”) además de tener su
única participación instrumental en el grupo, toqueteando casi inocentemente un
piano. “I Started Something….”, por otro lado, va por una dirección de rock
algo más convencional, con más presencia de rasgueos y algunos saxofones
(provenientes de sintetizador) en el estribillo.

Otra
gran muestra de composición es “Girlfriend In A Coma”. Como nota personal, me
costo comprender casi dos años el sarcasmo que hay en esta canción (o captar la
posibilidad de que lo hubiera, porque aun no estoy 100% seguro). Es que hace
una genial ambigüedad, entre líneas que supuestamente expresan preocupación y
tristeza, pero que después parecen mutar su intención al descubrir que son
cantadas con aparente desinterés y con música muy animada de fondo. “Stop Me If
You Think…” por otro lado, se ve como lo más optimista del álbum, al menos
musicalmente (las letras otra vez ponen el contraste, aunque con menos
intención) y con Johnny Marr guiando el tema de modo magistral, cerrando con un
corto e inusual solo al final, pero que finiquita excelente la tonalidad
“alegre” de la canción.
El final del disco se forma con dos temas
cortos, que comienzan a armar un ambiente de despedida y que también crea una
distinción clara con sus antecesores. Primero, “Death At One´s Elbow” de corte
intenso y fugaz (de rockabilly prácticamente) que pareciera expresar un deseo
vivo de acabar rápido lo que ya no da para más, por el bien de todos. (“No vengas a mi casa esta noche, porque hay
alguien aquí que tomara una hacha contra tu oído”). Después, para el gran
desenlace, la acústica “I Won´t Share You” que expresa la otra arista del
adiós. Tristeza, melancolía pero aceptando que ya no se puede seguir adelante y que se debe dar vuelta la pagina. Un gran final para un grupo único que,
coincidencia o no, da como último verso “Te
veré en algún lado, alguna vez”, antes de que la música poco a poco se
desvanezca.
Si
The Smiths ya era conocido por tener una dinámica única en comparación a otras
bandas de su época y por ya haber empezado a pavimentar una nueva corriente musical
en Inglaterra, con este disco no se hace
más que aumentar su leyenda y además de agregar la virtud de que no era un
grupo que se quería pegar a un solo método. Intentaban aventurarse a caminos
distintos y esta es la mejor prueba de ello. Y si aun quedan dudas,
tanto Morrissey como Johnny Marr han también buscado diversas alternativas sonoras
en las cuales ubicarse en sus carreras solistas. Pero detallarlas implicaría
hacer otra reseña. Pese a eso, con esa mención se hace lógico que ambos
declararan públicamente el álbum como su favorito de la agrupación. Es un trabajo que como conjunto (más allá
de los sencillos que se reconozcan), merece ser más considerado, además de ser
el gran y ambicioso final de una de las mejores bandas de los 80s.